Vender tu coche siempre es un engorro. En ocasiones por el tiempo que lleva, otras por que te urge para adquirir un nuevo vehículo y en otras muchas porque le tienes cariño y no quieres deshacerte de él sin más. Cualquiera de estas razones son suficientes para que te lo tomes en serio, o para que, si eres de los que no tienes tiempo, elijas el mejor servicio de compra. También puede ocurrir que no vayas a comprar un coche nuevo, sino que solo quieras o te veas en la obligación de desprenderte de él. Para todos estos casos hay unos caminos mejores que otros. Más adelante te comentaremos el método más sencillo y eficaz para hacer una venta justa y satisfactoria, pero por el momento permítenos que te demos algunos consejos que te permitan enfrentarte a la venta de tu coche con las mayores garantías y sin que más tarde todo se vuelvan problemas.
En primer lugar deber ser honesto con el valor de tu coche. Sin duda para ti vale mucho más de lo que marcan los listados de año de matriculación y kilometraje, pero lo cierto es que cuanto más viejo es tu coche y/o más kilómetros tiene, más valor pierde. La norma universal es que quien vende, vende barato y quien compra, compra caro, así que uno siempre querrá bajar y otro siempre querrá subir el precio. Esas listas están para encontrar el punto medio. Por eso nuestro primer consejo es que seas realista con el valor de tu coche. Y sé honesto también con tu posible comprador. Si pese a todo tienes una cifra en la cabeza y no la vas a negociar, díselo. A nadie le gusta perder el tiempo.
Ten el coche preparado. De verdad. Si tú vas a comprar un coche usado y lo ves sucio, destartalado con las revisiones sin pasar y los ceniceros rebosantes de colillas ¿no te decepcionarías un poco? Pues ponte en la piel de tu comprador, sea este un particular o una empresa. Cierto que los profesionales saben abstraerse de dichas cosas y ver el potencial real del vehículo a través de la mugre, pero créeme, es mejor que tu viejo coche dé una imagen digna para evitar las tentaciones de rebajar el precio. Y por supuesto, un particular siempre preferirá un vehículo que pueda tomar y comenzar a usar al momento, y no uno que deba pasar por el taller antes de hacerse a la carretera.
En tercer lugar, y dando por sentado que tu coche ya está preparado para pasar revista, hazle unas buenas fotos. A día de hoy nadie va a hacer ni siquiera una visita sin ver antes unas instantáneas del vehículo. Aquí la norma es sencilla: diez fotos son mejor que cinco y veinte son mejor que diez. Y no te limites a unas fotos por fuera ni pretendas mostrar un “marco incomparable”. Haz cuantas fotos puedas y no solo del coche tal cual. Muestra la rueda de repuesto, las herramientas originales, los juegos de llaves completos, los sellos del libro de revisiones y cualquier detalle relevante que muestre que tu coche vale lo que pides. Y ten en cuenta una cosa: por mucho que te guste la cubierta de ganchillo que te hizo tu madre para la palanca de cambios, eso no le va a subir el precio.
Y por último, deja que tu posible comprador pruebe el coche. En realidad este será el paso del Rubicón para tu querido compañero de viaje. Si el comprador viene con su amigo mecánico estupendo. Si tu venta es honesta no hay motivo para preocuparse.
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