
Entre mis recuerdos de infancia está la primera vez que vi de cerca un Citroën «Tiburón». Aquel coche, considerado el tercer mejor automóvil de todo el siglo XX, acaba de cumplir 65 años y sigue haciendo girar las cabezas a su paso. La razón es simple. «La DS» (no olvidemos que «coche» en francés es femenino por la voiture) aunaba en un concepto único la belleza, el diseño y una ingeniería que se adelantaba treinta años a los que después fue común entre las demás marcas.
Ese mismo sentimiento es lo que despierta el KIA EV6. Es acercarte a él y pensar de forma automática: ¡Lo quiero, quiero conducir este coche!

Lo primero que nos admira de este coche 100% eléctrico es su simpleza de líneas. No te fíes. Es engañosa. Cada milímetro de sus 468 centímetros de longitud está estudiado, medido y calibrado para que el EV6 sea lo que querían que fuera, y nada es fruto del azar.
Ya hemos hablado aquí de sus poderosas líneas que llevan la vista desde su estudiado capó hasta el rotundo spoiler trasero, y de cómo se cierra el círculo de su diseño con los dos puentes de led que unen entre sí los grupos ópticos, tanto el delantero como el trasero, pero eso es solo el primer golpe de vista.

En efecto. Cuando vamos a abrir la portezuela descubrimos la ausencia de manillas. Es decir, tiene manillas, pero están tan hábilmente escamoteadas que su ausencia no nos llama la atención hasta que vamos a echar mano de ellas. Su mecanismo es suave y firme, y está calculado a la perfección de modo que su mecanismo basculante nunca pueda llegar a hacernos daño si, por cualquier circunstancia, se nos escapara de la mano.
Pero el Kia EV6 tiene aún muchos más ases en la manga con los que sorprendernos.

Los asientos son amplios, al igual que las plazas delantera y traseras. La primera sensación que transmite es que todo está al alcance de las manos. Más aún: todo está donde se supone que debe estar.

Una mirada más sosegada nos deja ver que en la puerta (hablamos de la del conductor) tenemos los controles habituales de los espejos y elevalunas, además de dos memorias del asiento. Ya sobre el salpicadero, a la izquierda, encontramos la consabida salida del climatizador, bajo la cual tenemos el control del ángulo de la luz, la apertura de la toma de corriente (que sigue el mismo protocolo que las combustible de motores de explosión, es decir, nos indica que la toma está al lado derecho), el freno de estacionamiento y el control de tracción. El lado derecho del volante nos muestra la navegación por el sistema de información del coche, los controles de velocidad y los sistemas de seguridad para el cambio de carril y distancia de seguridad, y se completan al lado izquierdo con los controles de volumen y las llamadas telefónicas.
El volante tiene perfil deportivo, con la parte inferior algo más recortada de radio para dejar más sitio a las piernas. A la izquierda encontraremos el control de modo de conducción. Hay un modo ECO, conservador, y que busca más la retención que la velocidad, un modo NORMAL, en el que el equilibrio es evidente entre la deportividad y el modo de paseo, y finalmente un modo SPORT. Aquí hacemos u alto en el camino. El coche en modo SPORT es un auténtico tiro. Acariciar la carrocería del EV6 es como acariciar un caballo de carreras, pero en modo SPORT es casi como domar un potro salvaje. No defraudará a lo que buscan en un coche eléctrico lo que habitualmente está destinado a vehículos deportivos, incluidos los de alta gama a los que el EV6 ya ha enseñado la matrícula trasera.
El cambio es, por supuesto, automático, y se resuelve con una rueda sin estridencias, sencilla de manejar, que pasa al modo parking con una pulsación en su centro. Bajo ella están los controles de aparcamiento, cámaras y la activación automática del freno de estacionamiento.
El resto del salpicadero es una obra de arte de simplicidad y efectividad. No busquéis aquí luces estridentes ni sonidos de «platillo volante», porque en el EV6 todo está pensado para hacer de la conducción una experiencia placentera y segura. Junto al pulsador de puesta en marcha están los indicadores del climatizador y sobre ellos, algo más arriba, los de navegación, todo ello presentado con elegante simplicidad y sencillez de acceso y manejo.
La sensación dentro del EV6 es la de estar ante un hito del mundo del volante, ¡y todo ello sin haberlo puesto en aún en marcha!
Pero ha llegado el momento. Pulsamos el botón de power y…
¡Os lo contamos en el próximo post!
Mientras tanto, si queréis saber más sobre el Kia EV6. en los concesionarios oficiales Kia del Grupo Meuri podéis encontrar toda la información. Visitad sin compromiso